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viernes, 7 de julio de 2023

Consejos de moda para caballeros. (El Eco de la moda 26/8/1900)

 




Para los caballeros:

   El «estirador» de pantalones es un aparato indispensable para conservar en aquéllos su aspecto de nuevos. Consiste en dos tornillos colocados a los extremos de una barra de madera cuya longitud puede variarse a gusto. Basta ajustar uno de estos tornillos en lo alto del pantalón y otro en el bajo haciendo alargarse más ó menos el tronco de madera. De la separación que exista entre ambos tornillos, depende la gracia que adopte la hechura del pantalón. 

   Este se estira en sentido longitudinal; la tensión que logra es la que impide que se formen rodilleras y las hace desaparecer cuando ya están hechas. 

   Estos «estiradores» existen en todos los almacenes de trajes para hombres. 

   Los caballeros llevan actualmente la camisa de color, de oxford rosa, azul, malva, y listada de blanco a líneas más o menos anchas. Estas camisas son plissées a plieguecitos de quince milímetros de anchura próximamente. En el centro de la pechera llevan un pliegue liso y ancho y se abrochan mediante ojales y botones de nácar cosidos en la propia tela. Esta parte delantera va desplanchada. El cuello es blanco, recto, con minúsculas puntas apenas dobladas. Los puños son de tejido igual al de la camisa, almidonados y pegados a la manga; se cierran con gemelos dobles unidos por medio de una cadenita. Cada botón de gemelo se pasa por un ojal del puño de manera que quede éste libre y ancho; es decir, que los extremos del puño no se montan uno sobre otro como cuando se gastan gemelos de un solo botón. Las camisas de dibujos escoceses o mosqueteados, ya no están de moda. 
   Por esta razón aconsejé al principio de mi articulo anterior el que los hombres eviten la aglomeración de ropa blanca. La moda cambia todos los años para ellos, aunque en realidad de un modo poco perceptible. Estas variaciones son sin embargo las que UN HOMBRE ELEGANTE debe aceptar. 

   Las camisas blancas se llevan para toilette de ceremonia; pueden hacerse lisas ó a pliegues. Los Elegantes han adoptado el chaleco muy cerrado, de telas obscuras con lunarcitos claros y que dejan apenas entrever lo alto de la corbata regata y una pequeñísima parte de la camisa blanca. 

   Para traje corriente se lleva el chaqué o la americana. Esta última es más ligera, más fresca y más práctica, pero en general los hombres deben aceptar el traje que mejor resulte para su estatura. Lo que debe hacerse es tener un traje completo o bien llevar con el chaqué o la americana de color obscuro un pantalón fantasía claro u obscuro con rayas o puntitos.     Cuando se va de americana y hace mucho calor, puede suprimirse el chaleco reemplazándolo con un ancho cinturón fantasía que cubrirá la pretina del pantalón. Con el chaqué debe siempre llevarse chaleco. 

   Se usa mucho la corbata de céfiro o de tela de seda a rayas iguales a la camisa. Estas corbatas, después de rodear el cuello, se atan en un pequeño lazo recto o bien en nudo regata que cae por delante sobre la pechera. Es mucho más elegante hacerse uno mismo el lazo de la corbata que no el comprar los nudos hechos. 

   Ya indiqué el año pasado en una «Revista de la Moda» el modo de hacer los hombres el lazo de la corbata. Téngase cuidado de fijar el bajo de las corbatas en forma regata mediante una pinza ó sujetador para que aquélla no cambie de sitio a cada movimiento. 

   Para los espectáculos de tarde, garden-party, carreras, conciertos, etc., se lleva levita con chaleco alto y corbata de seda; el pantalón, o es de fantasía, obscuro o de paño del mismo color y clase que la levita. La tela de la levita es negra, de tonos bastante mate; el paño satinado, con reflejos, se emplea para el frac.

   Desde las seis de la tarde los caballeros elegantes visten de frac para ir a comer fuera de casa, o a pasar la velada en los sitios donde es de buen tono dejarse ver. Esta toilette se disimula llevando un mac-ferlan de anchas mangas pelerina. Con el frac se lleva el chaleco negro muy escotado o chaleco blanco. El frac durante estos días de Exposición se lleva también por la tarde para comer en los restaurantes de moda y aun para pasear por las calles de París. Guantes blancos con trencillas de igual color. Botinas de charol con caña de cabritilla. 

   Pero al lado de estos fraques negros y codeándose con ellos se encuentra en la Exposición el viajero sencillo y correcto que no quiere doblegarse a las exigencias de la moda y viaja con el traje práctico y cómodo de paño gris-polvo, de dibujos variados. Estos trajes completos son todos de la misma tela con o sin chaleco según el calor. El gris puede ser reemplazado por el color beige obscuro, marrón neutro u otros tonos análogos, productos de las mezclas de hilos obscuros y que resisten bien el polvo. A los caballeros que vienen a visitar la Exposición, aconsejamos adopten este traje completo. Podrán llevar no obstante en su maleta un chaqué o una levita con pantalón obscuro, si calculan que tienen que asistir a alguna comida o reunión. Si la comida ha de tener carácter oficial o la reunión ha de ser muy elegante, se hace indispensable el frac; estas son cosas que deben precaverse antes de ponerse en camino. Como sombrero, el canotier de paja ó el Mores de mediadas proporciones. 

   En cuanto a sombrero para vestir, se usa el de copa, que continúa llevándose mucho más que el hongo, pasado de moda en la presente estación. 

   En las playas se lleva el pantalón de hilo blanco con la americana de color; el traje completo de franela blanca es mucho menos chic y está relegado por completo al vulgo. El calzado es de piel de gamo, de lona blanca o de cuero amarillo. Los zapatos blancos van cerrados con trencillas blancas; los amarillos son más altos y pueden ser de botones o con correas. Para las fiestas de noche en los casinos de las playas, el smoking con solapas de seda reemplaza al frac muy frecuentemente. Se pone con camisa blanca de pechera a pliegues menuditos. 

   El año último, los caballeros al salir se contentaban con llevar los guantes en la mano o plegarles dejándolos lucir un poquito en el bolsillo del traje. Este año salen con los guantes de piel de gamo gris o Suecia ya calzados, quitándoselos al cabo de algunos instantes de haber paseado. Así lo quiere la moda y estos cambios imperceptibles son lo que hacen al hombre elegante y que muchos no se cuidan de observar, pero que es nuestro deber describir. 

   El traje de ciclista que se había hecho costumbre llevar, aun sin montar en bicicleta, ha caído en desuso para paseo. Ahora es casi impolítico el acompañar a una señora durante salidas ordinarias en traje de ciclista. Por otra parte, muchos hombres han renunciado al calzón corto. Hoy se monta en bicicleta con pantalón largo remangado sobre el tobillo o ajustado con una pinza. El resto de la toilette es la ordinaria de los trajes de mañana; sombrero canotier o Morés, mejor que gorra o boina.

   Ya no se usan los trajes completos de levitas grises y sombreros de copa de igual color, que tan de moda estuvieron hace algunos años. Los caballeros que posean aún estos trajes harán bien en relegarlos al fondo del guarda-ropa. 

   Los calcetines son de hilo de Escocia negros, lisos o a rayas de color fantasía; por la tarde se llevan calcetines de seda con espiguillas bordadas fantasía. Los sobretodos son de paño mástic, de corscrew, de cheviotte mezclillas; los hombros son anchos, pero sin las exageraciones de la estación precedente. Los puños de bastón y de paraguas son de madera, muy sencillos y en forma de cayada o de ganchos, figurando un 7. 

Baronesa de Clessy.

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