

Dedicado a las revistas femeninas publicadas en España que cubrieron el periodo Modernista. Títulos como: "La Moda Elegante", "El Eco de la Moda", "La Última Moda", "El Mundo Femenino", etc. Tratan sobre la moda de París y últimas tendencias, trabajos de aguja, patrones, buenas costumbres. Estas Joyas, repletas de perlas de sabiduría no deben caer en el olvido. En este blog encontrarás la transcripción de artículos sobre moda, costumbres, consejos de belleza, etc.
Revista de la Moda
Quiérase o no se quiera; que las mujeres económicas y razonables se subleven ante las exigencias de la novedad, no hay remedio ni lucha posible; la muda de las faldas a pliegues ha sido definitivamente adoptada, habiendo entrado ya en el dominio de la confección, como se dice en términos del oficio.
Sé bien que estas exigencias son terribles. No nos dejan un solo instante de respiro,—me escribe una de nuestras suscritoras, directora de un gran taller de costura;—apenas se ha creado una moda, y la hemos analizado bajo todas sus faces, ideando un corte maravilloso para adaptarla a los talles los más diversos de nuestras clientes, cuando todo cambia, corte y hechura, obligándonos a una nueva serie de estudios y combinaciones, de conformidad con la moda flamante».
La queja de nuestra suscritora era justa, pero no tenia razón en todas sus partes, porque: estas modas que tanto cambian, favorecen la renovación constante del guardarropa y el trabajo de las modistas. Comprendo las quejas de las madres de familia, a quienes su posición más que la fortuna, obliga a cierto gasto y a cierta representación. No tienen para Si los mismos recursos que para sus hijos, cuyos trajes confeccionan ellas mismas, sino que de buen o mal grado, les es preciso recurrir a la experiencia y habilidad de una hábil costurera.
Para las niñas, también se hace la falda a pliegues; pero no esta cortada en forma; generalmente es recta a pliegues planos descansando unos sobre otros; o bien se las monta a plieguecitos lencería muy finos sujetos hasta un tercio de la falda, el bajo libre, da amplitud y movimiento; en este último caso, se corta la caída en forma a fin de no tener que tablear en lo alto una anchura demasiado grande.
En el casamiento de la señorita T..., la nieta del marqués de C .. llevaba un vestido de crespón de China rosa, falda a pliegues tendidos con blusa de crespón de China formando juego con el vestido; una torera de guipure amarillenta con solapas cuadradas, cubría casi por completo el cuerpo, atándose bajo un lazo de terciopelo rosa. Capelina de fieltro blanco con enrejado de felpilla rusa y plumas rosa cayendo al azar. De Intento, damos la descripción de esta toilette sabiendo, por las numerosas cartas que recibimos diariamente, cuan apuradas se encuentran a menudo nuestras lectoras cuando se trata de idear una bonita toilette de cortejo de boda para sus hijas.
Se podrá reemplazar el crespón por una lanilla fina de muselina de lana ó de tela de lana y seda y guarnecer la torera con guipure que será más o menos rico, según el grado de elegancia de la toilette. Para toilette de ceremonia, otro trajecito de niña muy sencillo y lindo de terciopelo azul eléctrico: el cuerpo, forma torera, con solapas de piel de seda marfil se abre sobre un chaleco y corbata fantasía de muselina de seda crema sembrada de flores; una angosta cenefa de seda marfil encuadra el delantal, a cada lado. Gran boina muy drapeada de terciopelo del mismo color guarnecida de plumas negras.
Dos bonitos, modelos de toilette, que pueden adaptarse a las matinée infantiles tan frecuentes en la presente estación. Una es de bengalina azul antiguo; el cuerpo cubierto de un cuello de piel de seda marfil bordado de guirnaldas al pasado, bajando por delante en una pala recta; todo al rededor volante de encaje. Cuello recto de raso marfil, bordado al pasado; falda con doble falda entreabriéndose ligeramente de lado. El otro modelo es de paño azul sky o azul celeste. El cuerpo luce pliegues horizontales formando chaleco entre la abertura de las dos draperías de un fichú lencería María Antonieta de linón, guarnecido de encaje. El bajo de la falda va ornado de cinco pliegues formando el alto del dobladillo.
Las niñas llevan igualmente el refajo de tafetán con plissé o volante, o la enagua blanca con volante bordado. Pero es de mal gusto sobrecargar el bajo de la enagua con volantes de encaje, entredoses, o ruches de toda clase. Para niñas, el mayor lujo y el mejor gusto consisten en una gran sencillez. Las prendas interiores tienen que ser muy blancas; las medias y los zapatos muy limpios, muy cuidados; los guantes de lana o de piel irreprochables: en estos detalles es donde deben residir el lujo y la elegancia y no en una superabundancia de adornos de mal gusto.
Varias veces he recibido esta pregunta de diferentes lectoras:
¿Qué se debe poner al cuello de las niñas cuando salen? Una piel gruesa les molesta, un pañuelo ya no es de moda y no sabemos qué escoger».
Lo más bonito es la corbata de linón blanco y muy fino, que se orla en las puntas con un ribete calado y se guarnece de un plissé de linón, de puntillas ricas, de valenciennes, entredoses bordados al realce, aplicación, etc., etc... Se ata bajo la barba de la niña, en artístico y amplio lazo que encuadra deliciosamente el rostro de la niña, y tiene, además, la ventaja de poderse lavar y planchar en casa, sin gran dispendio, circunstancia no despreciable para la economía del hogar. Por esta, razón no he anotado en primer término el lazo de muselina de seda blanca o de color que reemplaza a la corbata de linón, pero que tiene el inconveniente de mancharse muy pronto y perder todo su apresto y flexibilidad al lavarse. También se puede poner a las niñas un ancho lazo de cinta de color, de faya, de tafetán o de raso. La cibelina, la marta, el armiño naturalizados servirán igualmente de tour de cou, durante las estaciones de invierno, las niñas no llevan el alto Cuello Médicis que les daría un aspecto verdaderamente deforme.
La moda de los largos paletos-sacos también ha descendido de las mamas a las niñas, y encuentro que esta moda conviene a estas, cuyo cuerpo es vago y aun mal contorneado, más que a las señoras jóvenes de talle airoso y elegante. Este abrigo es muy cómodo y con él esta muy pronto vestida la niña, siendo además de más abrigo que el collet o la pelerina. Se le forra de seda, franela escocesa o piel y se le hace de paño beige o paño rojo con solapas novísimas, formando como una especie de tres pequeñas varonas escalonadas. Cuando se le quiere hacer completamente elegante, se forra de raso blanco o de tela blanca.
Los sombreros son siempre, como corrientes, la boina de paño rojo de fondo redondo o cuadrado, puesta de modo que una de las puntas del cuadrado ocupe el centro de la cabeza o bien en octógono a paños ribeteados por una cenefa de terciopelo o de paño negro: el sombrero redondo, de amplios bordes con gran lazo listado o bouquet de flores. Para sombreros de ceremonia, la capelina de fieltro, con plumas, o la capota Directoire jaretada de muselina de seda, de terciopelo, de pana con gran bouquet de flores en armonía con el color de la tela. Encima para preservar el fino cutis de la niña del frio y del viento, se coloca un velillo de gasa o de tul point d’esprit o tul con dibujos de aplicación.
Los grandes cuellos de linón a pliegues adornados de punto de irlanda, tan bonitos, se reemplazan por el cuello de raso con borde de encaje, en azul, verde, rosa, blanco, liso o trabajado; pero yo prefiero el cuello de linón tan limpio y tan correcto.
Lo mas rico, es el cuello, todo de Venecia, de Irlanda, de Brujas formando esclavina corta cuyo efecto es elegantísimo sobre una toilette de terciopelo obscuro.
Los pespuntes se emplean mucho en el adorno de las toilette infantiles. Convienen admirablemente a las niñas que no temen en sus juegos, romper los volantes, los plissés, o las cintas que adornan sus vestidos. Mucha aplicación de seda, popelina y tartán escoces. Por otra parte, hay que observar que por lo general un traje de niña se nace de escocés adornado de cenefas lisas, o de tela lisa guarnecida de escocés. Una bonita idea consiste en la aplicación de popelina escocesa recortada en entredós, con puntas redondeadas sobre un fondo de paño azul. El cuerpo-blusa se escota en redondo, cerrando de lado sobre un pequeño canesú plisé, cenefa de aplicación de popelina escocesa orlada a cada lado con una fina pasamanería negra. En la falda, el mismo adorno puesto delante sobre el dobladillo y subiendo por detrás basta media falda.
Para luto de alivio, vestido de paño gris: cuerpo plissé sobre un canesú de terciopelo gris, cercado de un segundo canesú recortado en paño gris, guarnecido de cenefas de raso malva muy pálido. Falda lisa, con adorno dentellado de cenefas malva.
Baronesa de Clessy
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El «estirador» de pantalones es un aparato indispensable para conservar en aquéllos su aspecto de nuevos. Consiste en dos tornillos colocados a los extremos de una barra de madera cuya longitud puede variarse a gusto. Basta ajustar uno de estos tornillos en lo alto del pantalón y otro en el bajo haciendo alargarse más ó menos el tronco de madera. De la separación que exista entre ambos tornillos, depende la gracia que adopte la hechura del pantalón.
Este se estira en sentido longitudinal; la tensión que logra es la que impide que se formen rodilleras y las hace desaparecer cuando ya están hechas.
Estos «estiradores» existen en todos los almacenes de trajes para hombres.
Las camisas blancas se llevan para toilette de ceremonia; pueden hacerse lisas ó a pliegues. Los Elegantes han adoptado el chaleco muy cerrado, de telas obscuras con lunarcitos claros y que dejan apenas entrever lo alto de la corbata regata y una pequeñísima parte de la camisa blanca.
Para traje corriente se lleva el chaqué o la americana. Esta última es más ligera, más fresca y más práctica, pero en general los hombres deben aceptar el traje que mejor resulte para su estatura. Lo que debe hacerse es tener un traje completo o bien llevar con el chaqué o la americana de color obscuro un pantalón fantasía claro u obscuro con rayas o puntitos. Cuando se va de americana y hace mucho calor, puede suprimirse el chaleco reemplazándolo con un ancho cinturón fantasía que cubrirá la pretina del pantalón. Con el chaqué debe siempre llevarse chaleco.
Se usa mucho la corbata de céfiro o de tela de seda a rayas iguales a la camisa. Estas corbatas, después de rodear el cuello, se atan en un pequeño lazo recto o bien en nudo regata que cae por delante sobre la pechera. Es mucho más elegante hacerse uno mismo el lazo de la corbata que no el comprar los nudos hechos.
Ya indiqué el año pasado en una «Revista de la Moda» el modo de hacer los hombres el lazo de la corbata. Téngase cuidado de fijar el bajo de las corbatas en forma regata mediante una pinza ó sujetador para que aquélla no cambie de sitio a cada movimiento.
Para los espectáculos de tarde, garden-party, carreras, conciertos, etc., se lleva levita con chaleco alto y corbata de seda; el pantalón, o es de fantasía, obscuro o de paño del mismo color y clase que la levita. La tela de la levita es negra, de tonos bastante mate; el paño satinado, con reflejos, se emplea para el frac.
Desde las seis de la tarde los caballeros elegantes visten de frac para ir a comer fuera de casa, o a pasar la velada en los sitios donde es de buen tono dejarse ver. Esta toilette se disimula llevando un mac-ferlan de anchas mangas pelerina. Con el frac se lleva el chaleco negro muy escotado o chaleco blanco. El frac durante estos días de Exposición se lleva también por la tarde para comer en los restaurantes de moda y aun para pasear por las calles de París. Guantes blancos con trencillas de igual color. Botinas de charol con caña de cabritilla.
Pero al lado de estos fraques negros y codeándose con ellos se encuentra en la Exposición el viajero sencillo y correcto que no quiere doblegarse a las exigencias de la moda y viaja con el traje práctico y cómodo de paño gris-polvo, de dibujos variados. Estos trajes completos son todos de la misma tela con o sin chaleco según el calor. El gris puede ser reemplazado por el color beige obscuro, marrón neutro u otros tonos análogos, productos de las mezclas de hilos obscuros y que resisten bien el polvo. A los caballeros que vienen a visitar la Exposición, aconsejamos adopten este traje completo. Podrán llevar no obstante en su maleta un chaqué o una levita con pantalón obscuro, si calculan que tienen que asistir a alguna comida o reunión. Si la comida ha de tener carácter oficial o la reunión ha de ser muy elegante, se hace indispensable el frac; estas son cosas que deben precaverse antes de ponerse en camino. Como sombrero, el canotier de paja ó el Mores de mediadas proporciones.
En cuanto a sombrero para vestir, se usa el de copa, que continúa llevándose mucho más que el hongo, pasado de moda en la presente estación.
En las playas se lleva el pantalón de hilo blanco con la americana de color; el traje completo de franela blanca es mucho menos chic y está relegado por completo al vulgo. El calzado es de piel de gamo, de lona blanca o de cuero amarillo. Los zapatos blancos van cerrados con trencillas blancas; los amarillos son más altos y pueden ser de botones o con correas. Para las fiestas de noche en los casinos de las playas, el smoking con solapas de seda reemplaza al frac muy frecuentemente. Se pone con camisa blanca de pechera a pliegues menuditos.
El año último, los caballeros al salir se contentaban con llevar los guantes en la mano o plegarles dejándolos lucir un poquito en el bolsillo del traje. Este año salen con los guantes de piel de gamo gris o Suecia ya calzados, quitándoselos al cabo de algunos instantes de haber paseado. Así lo quiere la moda y estos cambios imperceptibles son lo que hacen al hombre elegante y que muchos no se cuidan de observar, pero que es nuestro deber describir.
El traje de ciclista que se había hecho costumbre llevar, aun sin montar en bicicleta, ha caído en desuso para paseo. Ahora es casi impolítico el acompañar a una señora durante salidas ordinarias en traje de ciclista. Por otra parte, muchos hombres han renunciado al calzón corto. Hoy se monta en bicicleta con pantalón largo remangado sobre el tobillo o ajustado con una pinza. El resto de la toilette es la ordinaria de los trajes de mañana; sombrero canotier o Morés, mejor que gorra o boina.
Ya no se usan los trajes completos de levitas grises y sombreros de copa de igual color, que tan de moda estuvieron hace algunos años. Los caballeros que posean aún estos trajes harán bien en relegarlos al fondo del guarda-ropa.
Los calcetines son de hilo de Escocia negros, lisos o a rayas de color fantasía; por la tarde se llevan calcetines de seda con espiguillas bordadas fantasía. Los sobretodos son de paño mástic, de corscrew, de cheviotte mezclillas; los hombros son anchos, pero sin las exageraciones de la estación precedente. Los puños de bastón y de paraguas son de madera, muy sencillos y en forma de cayada o de ganchos, figurando un 7.
Baronesa de Clessy.
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La Última moda, 18/11/1900. Esto modelo de falda, puede ser confeccionado con paño, «cheviotte», vicuña ó cachemir de un medio color. Tel...